El Diseño de Personajes
Cuando
hablamos de los personajes de una historia o novela, estamos hablando de uno de
sus pilares básicos, pues son ellos los que van a vivir todas las aventuras que
narremos y, a la vez, les darán forma, puesto que ellos con sus diferencias,
sus diversas formas de ver las cosas, sus personalidades, etc. reaccionarán de
una manera u otra ante los mismos eventos.
Es
importante para el resultado final de cualquier escrito que los personajes que
vayan a aparecer en ella estén bien definidos
y que sean coherentes, pues sin esas
dos características cualquier cosa que escribamos resultará forzada y poco
creíble. Por ello, siempre es recomendable dedicar un tiempo antes de ponernos
a escribir para diseñar, perfilar y bocetar a todos nuestros personajes. Como
es lógico, ocuparemos más tiempo con los personajes principales y menos con los
secundarios y/o terciarios. Tampoco es cuestión de obsesionarse y tener
kilómetros y kilómetros de papel sobre cada uno de ellos antes de ponernos a
escribir, más que nada porque es imposible debido a, principalmente, dos
motivos: 1. Los personajes van evolucionando al mismo tiempo que se desarrolla
la historia, y aunque podemos prever en qué manera se va a dar esa evolución,
hasta que no lleguemos a ese momento no lo podremos saber con certeza; y 2.
Aparecerán nuevos personajes mientras escribimos, algunos sin importancia y
otros con bastante relevancia, al mismo tiempo que es probable que desechemos
alguno que ya teníamos pensado… la escritura es un proceso dinámico al que hay
que saber sacar partido, y tenerlo todo planificado le quita espontaneidad. Lo mejor es estar preparados pero no atados
por esa preparación.
Volviendo
al tema, lo primero que tenemos que preguntarnos a la hora de diseñar un
personaje es ¿qué papel tiene en mi historia? ¿Es un hilo conductor? ¿Es el
villano? ¿Será una aparición puntual? ¿Sus acciones desempeñan un papel
fundamental o, lo que es lo mismo, tendrán un gran impacto sobre el resto de
personajes y el desarrollo de la historia?... Tenemos que tener muy claro qué hará ese personaje en nuestra historia
y qué le aporta. Una vez que sabemos eso, lo mejor es comprender un poco
mejor a nuestro personaje para saber porqué va a hacer lo que va a hacer en
nuestra novela. Es bueno abocetar por encima la evolución del personaje, su
propia historia personal y la personalidad que ha desarrollado a causa de esas
vivencias. ¿Es huraño? ¿Cascarrabias? ¿Es alegre y optimista a pesar de una
vida trágica? ¿Es cabezón y testarudo?... Todo
esto nos permitirá dar más profundidad a nuestro personaje y, con ello, le
haremos mucho más interesante y atractivo. Cuando más ahondemos en nuestro
diseño, más le conoceremos y podremos describir con más facilidad ciertos
detalles que luego, a la hora de escribir, nos ayudarán a expresar mejor su
forma de ser… a mayor nivel de detalle (manías, tics, coletillas a la hora de
hablar…), más complejo y rico será el personaje. Eso sí, es importante recordar
que el detalle sin personalidad que le
respalde remarcará aún más la linealidad y simplicidad de un personaje mal
diseñado (por ejemplo, chasquear demasiado la lengua, o abusar de un tipo
de expresión…).
Por
último, podemos acudir a recursos como el diseño “físico” de nuestro personaje.
Aspectos como el color del cabello, la altura, la edad (tanto “real” como
aparente), el tipo de ropa que lleva, cicatrices, marcas, etc… nos ayudaran a
visualizarlo mejor y, por tanto, a escribir con mayor seguridad acerca de su
posicionamiento en cada uno de los escenarios donde le vayamos a representar…
Ya echaba de menos este post. Gracias por la aportación ;)
ResponderEliminar¡Wow!
ResponderEliminarNo sabía que teníais una sección como esta en el blog. Me parece muy interesante para aquellas personas que deciden crear sus propias historias. Está genial.
Un saludo chicas.